Cargamos la canoa con todo el material y nos dirigimos aguas abajo por el río Cuyabeno primero y luego Aguarico. En total fueron más de cinco horas y más de 100 km de trayecto bajo una lluvia intensa y persistente.
A pesar de ello la belleza del paisaje dulcificó la dureza del trayecto. Amanece en Pacuya, uno de esos amaneceres brumosos donde el sol al final se hace dueño de la mañana.
Nuestro guía de hoy, Henry con sólo 10 años, nos lleva río abajo y durante cerca de una hora por la selva hasta un enorme ceibo donde no encontramos a Taba.
Los cráneos de mono chorongo (Lagothrix lagotricha) delatan la dieta de la rapaz más poderosa del planeta.
La desilusión no mina nuestro ánimo y esperamos pacientemente durante más de media hora hasta escuchar el inconfundible grito de Cunsi Pindo, la señora de los monos, a unos 50 m de distancia.
Sabemos que el pollo, con poco más de un año, acaba volviendo al nido, y con un poco más de paciencia finalmente logramos verlo.